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Navidad en duelo


Un año más, vuelve a ser Navidad sin ti. Y no me acostumbro a esa ausencia, a ese vacío, a esa silla de menos en la mesa.

Navidad sin mí también. Sin esa que era, que creía. Porque lo cierto es que desde que no estás, las luces no me iluminan la mirada, los adornos del árbol son sólo plástico y la música de las calles y comercios es solo ruido. Solo ruido, sin ti.

¿Sabes? Desde que supe de tu existencia estas fechas eran las que más idealizaba: como sería verte correr por la casa en pijama, abriendo tus regalos; como sería ver tu cara ilusionada ante el balcón del Ayuntamiento del pueblo escuchando a los Reyes Magos. Te imaginaba discutiendo con tus primos por los caramelos, jugando sin parar con tus cosas nuevas, vistiendo tus mejores galas en la cena de Nochebuena.

Y me imaginaba a mí, y a papá, envolviendo y montando juguetes hasta altas horas de la madrugada, acompañándote orgullosos a cada paso, transmitiéndote el valor de la familia y de la solidaridad estos días. Brindando por ti, orgullosos y felices de tenerte cerca.

Pero nunca imaginé que mis Navidades a partir de tu llegada, serían sin ti. Hace seis años y sigo echándote de menos en nuestra mesa, y siguen faltando regalos en el árbol, manualidades de la escuela por los muebles. Sigue faltando tu risa nerviosa y emocionada por casa.

Ahora la Navidad tiene otro significado para mí.

Ahora no necesito regalos, sólo pido en mi carta que me visites en un sueño. Ahora me dedico a buscarte en las miradas de ilusión de otros niños. De tu hermano.

Ahora sé que si estás; estás en mí, en nosotros. Que podemos sentirte cerca, decorar el árbol por ti y poner una estrella en tu honor. Encender una vela en nuestra mesa, recordarte, pensarte. Seguir imaginando cómo sería…

Podemos disfrutar de los nuestros, los que sí están presentes. Refugiarnos en sus brazos y en sus cálidas y sinceras palabras, en sus mejores deseos, en su cariño y comprensión.

Y que podemos seguir brindando por ti, por tu corta vida y por el infinito amor que nos enseñaste. Nuestras copas en alto y nuestra mirada en el cielo.

Creo que la Navidad, es simplemente eso: AMOR. Y el amor no entiende de fronteras entre el cielo y la tierra.

Desde Anhel deseamos que todas las familias en duelo encuentren una Navidad llena de ilusión, de paz y de amor, y un Año Nuevo lleno de luz.

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